miércoles, 1 de noviembre de 2017

Interdisciplina y transdisciplina en Psicobiología

El desarrollo de la ciencia a través de los siglos de su existencia ha producido notables avances en la compresión del mundo en que vivimos y de nuestra relación con él. Sin embargo, también ha desarrollado una importante parcelación y fragmentación del conocimiento, es decir, la formación de numerosas disciplinas particulares y su consiguiente hiperespecialización. Esta parcelación, que en principio fue necesaria para poder profundizar en sus cometidos, con cierta posteridad se ha visto como fuente de algunos problemas del desarrollo científico, pues produce cierta limitación en el conocimiento complejo de la realidad estudiada. La principal causa de este problema es su incapacidad para comprender las complejas realidades del mundo, pues estas se distinguen por la multiplicidad de las relaciones e interconexiones entre las diversas disciplinas que analizan cualquier problema con características comunes. Lo que en principio parecía ser lo más fundamental (creación y desarrollo de diversas disciplinas científicas), con el tiempo y su desarrollo se manifestaron como las causantes de un problema de compleja solución: la excesiva y aislada parcelación científica nos ocultaba que la realidad es la suma de toda ellas (Martínez Miguélez, 2012).

Como es lógico, las ciencias sociales, históricas y psicobiológicas se suman plenamente a estas características de hiperespecialización. Las ciencias dedicadas al estudio de la conducta humana (Neurología, Psicología, Lingüística, Biología evolutiva, Antropología social, etc.) se han inhibido de su estudio en los periodos de la formación del género Homo, o lo han hecho de forma esporádica o limitada, dejando este quehacer a las disciplinas creadas a propósito (Arqueología, Prehistoria y Paleoantropología), las cuales comenzaron su andadura científica partiendo prácticamente de la nada y con un importante aislamiento de las ya desarrolladas. Sin embargo, la gran complejidad del estudio de la evolución cognitiva y cultural del género Homo requiere el apoyo de todas las ciencias que puedan aportar algo en su análisis. Así lo han entendido la mayoría de los que se dedican a estas tareas, siendo constante la unión de los criterios arqueológicos con los propios de otras ciencias (Paleontología, Paleoclimatología, Paleoneurología, Biología evolutiva, Genética, Geología, Física y Química, etc.). Con esta agrupación científica podemos estudiar los datos que nos aportan los yacimientos, es decir, en qué consiste la información, cuándo se creó, dónde tuvo lugar su inicio y desarrollo. No obstante, existen otras cuestiones sobre las que muy poco se ha intentado trabajar. Nos referimos a las preguntas del porqué esos datos arqueológicos aparecieron en ese lugar y momento, y cómo se crearon. La intromisión de las actuales ciencias relacionadas con la conducta debe de contemplarse como una necesidad, más que como un aporte esporádico u ocasional en el análisis de nuestra conducta en el pasado.


Relaciones disciplinares


La complejidad de todos los estudios relacionados con los seres humanos en todas sus épocas de existencia, donde la evolución cognitiva y cultural del género Homo es una constante irregular en el tiempo y en el espacio, requiere el apoyo de todas las ciencias que puedan aportar algo en su análisis. Sin embargo, las relaciones que existen entre las diversas ciencias aplicadas pueden ser muy complejas (Osborne, 2015). Actualmente, hay cierta tendencia a intentar analizar las características de sus relaciones, lo que se ha llegado, más de forma didáctica que real, a una agrupación en tres grandes apartados:

I.- Multidisciplina. Se considerado como una mezcla no integradora de varias disciplinas en la que cada una de ellas conserva sus formas, métodos y teorías sin cambio o desarrollo de ninguna de ellas. En este contexto, puede darse el caso de que las teorías de alguna de las ciencias usadas estén en disonancia con las conclusiones de otra, pues no se intenta realizar ninguna síntesis teórica. Los profesionales implicados en una tarea multidisciplinar adoptan relaciones de colaboración con objetivos comunes, pero su fin no incluye una correcta adaptación de todas ellas. 

Un buen ejemplo lo tenemos en diversos libros en los que diversos autores exponen sus teorías y estudios sobre la creación y/o evolución de la cognición humana (Andrew and Charles, 1996; Beaune, Coolidge and Wynn, 2009; Van Der Henst et Mercier, 2009; Treuil, 2011), sin que exista una coordinación teórica encaminada a la busca de unas conclusiones comunes. En general, todos los estudios sobre la conducta humana en el pasado son multidisciplinarios, siendo las conclusiones independientes. Aunque tales trabajos son muy interesantes, pues nos ofrecen diversas teorías y opiniones sobre problemas concretos, nos indica la necesidad de avanzar en el desarrollo y utilización de nuevas formas de trabajo que nos permitan alcanzar resultados mínimamente coordinados, pues con ello se lograría el desarrollo de una crítica constructiva y la creación de conclusiones con mejores bases teóricas.

II.- Interdisciplina. Este concepto va más allá de la multidisciplina, pues intenta una búsqueda sistemática de integración de las teorías, métodos, instrumentos, y, en general, fórmulas de acción científica de diferentes disciplinas, a partir de una concepción multidimensional de los fenómenos, y del reconocimiento del carácter relativo de los enfoques científicos por separado (Piaget, Mackenzie y Lazarsfeld, 1973). Las ciencias (parcelación teórica humana para facilitar el estudio de los procesos) solo explican una parte de los mismos, lo que nos engaña en la compresión de la realidad.

Este segundo método de análisis es mucho más difícil de desarrollar que el anterior, pero sus logros pueden superar ampliamente a las simples formas multidisciplinares. No obstante, parece necesario pasar antes por la primera etapa, pues presupone adquirir las nociones pertenecientes a otros ámbitos científicos, lo que es imprescindible para cualquier realización operativa de carácter interdisciplinar. 

En función de las definiciones de multidisciplina e interdisciplina parece que existe cierta conexión dinámica ente ellas, pues la segunda sería una formación de la primera pero con ciertas condiciones (coordinación teórica y amplitud adecuada en la elección de sus componentes). La ciencia es un proceso en continuo cambio, tanto es así que lo que hoy se considera interdisciplinario, en un futuro próximo puede ser conceptuado como una compleja disciplina.



III.- Dentro de este dinamismo teórico el desarrollo de la interdisciplina llegaría a la creación de transdisciplina, concebida como un principio para la unidad del conocimiento más allá de las disciplinas. La interdisciplina desborda las formas y métodos de las disciplinas utilizadas, pero sus objetivos aún permanecen en el seno de la trama de las investigaciones disciplinares. Sin embargo, la transdisciplina implica aquello que está al mismo tiempo entre y a través de las diferentes disciplinas, llegando más allá de cada disciplina individual. Implica una dinámica engendrada por la acción de varios niveles de la realidad a un mismo tiempo. Con este enfoque todo objeto de estudio o actividad humana no se compartimenta dentro de una disciplina determinada, sino que se asume su naturaleza plural que abarca a diferentes ramas científicas, siendo necesaria la exploración de todas ellas, con la intención de vencer todas las trabas convencionales y alcanzar un mejor conocimiento de nuestro mundo. En ella podemos ver ciertas características que la definen:

* Se trataría de un conocimiento superior y emergente, consecuencia de la coordinación teórica de diversas ciencias relacionadas con los temas en estudio. Esto nos permite cruzar los linderos de diferentes áreas del conocimiento disciplinar y crear imágenes de la realidad más completas, más integradas y, por consiguiente, mejor fundamentadas. En esta relación científica no le basta la relación cuantitativo-aditiva y ni siquiera es suficiente la lógica deductiva, ya que aparece una nueva realidad emergente que no existía antes, y sus propiedades no se pueden deducir de las premisas anteriores. Estas cualidades no están en los elementos sino que aparecen por las relaciones que se dan entre los elementos (Martínez Miguélez, 2012).


* Se genera al descubrir nuevos objetos de estudio que no pueden ser estudiados desde una perspectiva disciplinaria, ya sea multidisciplina y/o transdisciplina, produciendo nuevos métodos, formas y conclusiones (Zavala, 2010).

* Es un conocimiento que surge de un contexto de aplicación concreto, con sus propias estructuras teóricas, métodos de investigación y modos de práctica (Gibbons et al. 1994; Osborne, 2015). Intenta resolver problemas reales de forma razonada, ante los cuales las disciplinas son muchas veces insuficientes (Rosenau, 1992).

* Tiende a estar en permanente reestructuración y autoanálisis, adaptándose a las condiciones que provocan la necesidad de crear conocimientos específicos (Klein, 1996).

Estos tres formas de coordinación disciplinar estarían relacionadas entre sí por el dinamismo teórico propio de la ciencia, es decir, por la necesidad de lograr formas metodológicas de estudio que superen los límites anteriores de estudio y comprensión del mundo que nos rodea, ya sea del presente como del pasado. Sin embargo, sus metas y formas son diferentes, pues los estudios multidisciplinares son simplemente aditivos, los interdisciplinares son interactivos y los transdisciplinar son holísticos. Con estos significados específicos, estos términos no deben utilizarse de manera intercambiable, pues cada uno tiene sus propias particularidades (Choi and Pak, 2006). 

Problemas de realización

Como es lógico, según vamos avanzando en este dinamismo teórico sobre la utilización de diversas ciencias, más problemas nos encontramos para su uso como método de estudio. Dentro de todas las ciencias relacionadas con el estudio de la conducta humana tenemos un desarrollo muy irregular, donde destacan los estudios multidisciplinarios y, con menor desarrollo y amplitud teórica los interdisciplinarios, escaseando los puramente transdisciplinarios. La causa de esta limitación se debe a las complejas particularidades de su realización, organización y difusión, lo que hace que la mayoría de las veces se quede simplemente en unas buenas intenciones. Analizaremos brevemente estas dificultades.

-  Realización. Si la multidisciplina solo exige la utilización de diversas ciencias sin conexión entre ellas, la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad son mucho más exigentes, pues hay que elegir aquellas ciencias que más se relacionen con el tema de estudio y que mejor puedan explicarlo, ya sea de forma interactiva u holística. En este contexto, se nos presentan varios problemas de muy compleja solución: la creación del equipo multidisciplinar, y la elección de las ciencias a utilizar. 

* Formación del equipo. La organización de un equipo interdisciplinario y/o transdisciplinar supone un importante reto, pues los métodos, objetivos y elementos de estudio de las disciplinas que lo vayan a constituir, al ser diferentes, hacen muy compleja su interrelación doctrinal. Ni el prehistoriador suele conocer los fundamentos psicobiológicos del ser humano relacionados con la conducta, ni los psicólogos y neurólogos conocen la realidad conductual de los homínidos del paleolítico. Sin un mínimo conocimiento de estas disciplinas es muy difícil la armonización de sus contenidos, hecho que facilitaría el desarrollo de teorías mejor fundamentadas. Esto nos lleva muy lejos, pues implicaría la necesidad de cierto conocimiento sobre las ciencias que van a formar cualquier estudio con formas más complejas que la simple multidisciplinariedad, lo que muy pocas veces se cumple por la enorme complejidad académica que conlleva. 

Los problemas de su realización comienzan con la propia creación y dirección de estos equipos interdisciplinares. En los medios arqueológicos generalmente la organización recae en el arqueólogo que vaya a dirigir la excavación o el estudio a realizar (Arrizabalaga e Iriarte, 2006), prevaleciendo en su elaboración y organización el criterio de su formación académica y tradición arqueológica, lo que ya indica unos límites y costumbres. Esta situación explica la limitada asociación interdisciplinar que se aprecia en los autores que se han distinguido por su trabajo dentro de la Arqueología cognitiva. Lo más frecuente es que se cuente con la asociación de un psicólogo para la elaboración de sus teorías (Noble and Davidson, 1996; Coolidge and Wynn, 2011), elijan una teoría psicológica como soporte básico de sus estudios (Mithen, 1996), se apoyen plenamente es los actuales postulados de las neurociencias (Renfrew, 1993, 2008; Malafouris, 2013) o, lo que sin duda menos frecuente, la dedicación de psicólogos o neurocientíficos que estudien la cognición en el pasado (Donald, 1991).

* Elección de las disciplinas y/o especialistas. Las cualidades holísticas del estudio de la conducta en el pasado nos obliga a intentar realizar estudios transdisciplinares o como mínimo ampliamente interdisciplinares. Su desarrollo implica un gran problema teórico y práctico, pues requiere dos condiciones imprescindibles. Primero, usar el mayor número de ciencias, o al menos las más importantes (entraña cierta subjetividad en cualquier elección). Segundo; que los postulados de estas ciencias estén coordinadas, tanto que no existan conceptos antagónicos entre ellas.Esto obliga a escoger las corrientes teóricas adecuadas. Estarían enfocadas en los estudios del cómo y el porqué del origen y los cambios conductuales en el momento y lugar que los datos arqueológicos nos indiquen. Sin ánimo de ser exhaustivo creo que tal estudio debe comprender todas las disciplinas relacionadas directa o indirectamente con la conducta humana, las cuales se han agrupado en tres grandes grupos:

A.- Evolución humana (neuroevolución): Biología evolutiva, Genética, Embriología. Paleoneurología. 
B.- Fisiología psiconeurológica: Neurología, Psicología y Lingüística (psicolingüística).
C.- Su relación con el medio en el pasado: Arqueología y Paleoantropología social.



- Difusión. Otro problema que dificultaría su realización radica en la propia parcelación metodológica que existe (muchas veces con un grado enorme de aislamiento científico), pues impide comprender con detenimiento las conclusiones de tales estudios interdisciplinares y/o transdisciplinares. Quién no tenga el mínimo conocimiento sobre las ciencias que forman esta interdisciplinariedad tendría grandes dificultades para entender sus conclusiones, por lo que las ignoraría o les prestaría poca atención. Si los centros académicos tampoco ponen los medios para que todos los que pasen por sus competencias científicas tengan la capacidad doctrinal para comprender la utilidad de su uso, es muy difícil que los autores que componen cualquier comunidad científica se interesen por los problemas tratados por medio de estas formas metodológicas, pues básicamente no lo entienden. 


Consecuentemente, si no hay demanda académica es prácticamente imposible que se desarrolle cierto interés social, quedando marginados sus postulados y conclusiones.

- Andrew, L. and Charles, R. P. (Ed.) (1996): Editorial introduction to Part III: “Ontogeny: symbolic development and symbolic evolution”. In Handbook of Human Symbolic Evolution. Clarendon Press. Oxford.
- Arrizabalaga, A. e Iriarte M. J. (2006): “El Castelperroniense y otros complejos de transición entre el Paleolítico medio y el superior en la Cornisa Cantábrica: algunas reflexiones”. Zona arqueológica, 7, (1): 359-370.
- Beaune, Sophie de; Coolidge, Frederick and Wynn, Thomas, eds. (2009): Cognitive Archaeology and Human Evolution. Cambridge. Cambridge University Press. 
- Choi, B. C. and Pak, A. W. (2006): “Multidisciplinarity, interdisciplinarity and transdisciplinarity in health research, services, education and policy: 1. Definitions, objectives, and evidence of effectiveness”. Clin Invest Med.29(6):351-64. 
- Coolidge, F. L. and Wynn, T. (2011): “The implications of the working memory model for the evolution of modern cognition”. International Journal of Evolutionary Biology. 
- Donald, M. (1991): Origins of the Modern Mind: Three Stages in the Evolution of Culture and Cognition. Harvard University. 
- Gibbons M, Limoges C, Nowotny H, et al. (1994): La Nueva Producción del Conocimiento: La dinámica de la ciencia y la investigación en las sociedades contemporáneas, Londres: SAGE. 
- Klein, J. T. (1996): Crossing Boundaries. Knowledge, Disciplinarities, and Interdisciplinarities. Charlottesville, U. Press of Virginia. 
- Malafouris, L. (2013): How Things Shape the Mind: a Theory of Material Engagement. MIT Press, Cambridge.
- Martínez Miguélez, M. (2012): “Conceptualización de la transdisciplinariedad”, Polis 16|2007, DOI: 10.4000/polis.4623.
- Mithen, S. (1996): The Prehistory of the Mind: The Cognitive Origins of Art, Religion and Science. London: Thames and Hudson.
- Noble, W. and Davidson, I. (1996): Human Evolution, Language and Mind. Cambridge: Cambridge University Press.
- Osborne, P. (2015): “Problematizing Disciplinarity, Transdisciplinary Problematics”. Theory Culture & Society; 32(5-6): 3–35.
- Piaget, J.; Mackenzie, W. J. M. and Lazarsfeld, P. F. (1973): Tendencias de la investigación en ciencias sociales. Madrid: Alianza.
- Renfrew, C. (1993): "Cognitive Archaeology: Some Thoughts on the Archaeological Thought". Cambridge Archaeological Journal, 3(2): 248-250.
- Renfrew, C. (2008): “Neuroscience, evolution and the sapient paradox: the factuality of value and of the sacred”. Phil. Trans. R. Soc. B 363, pp. 2041-2047.
- Rosenau, P. M. (1992): Post-Modernism and the Social Sciences. Princeton UP.
- Treuil, R. (ed.) (2011): Archéologie cognitive: Techniques, modes de communication, mentalités. Maison des Sciences de l'Homme. Paris.
- Van Der Henst, J.-B. et Mercier, H. (eds.) (2009): Darwin en tête!: L'évolution et les sciences cognitives. Presses universitaires de Grenoble. 
- Zavala, L. (2010): “Transdisciplinariedad. Principios Generales”. Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco.

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