La forma en que se ha producido la evolución del
cerebro es trascendental para la compresión de nuestro comportamiento del
pasado, presente y futuro. De entre las ciencias directamente relacionadas con
el estudio de la conducta la Psicología es la más implicada en su análisis. Sin
embargo, como en todas las ciencias sociales, su comienzo y desarrollo se tuvo
que realizar sin que existiera la más mínima indicación de cómo hacerlo. Su investigación sólo pudo
comenzarse por medio de la propia introspección de los psicólogos, o de la
interpretación que se ha dado de la conducta observada en los pacientes, sin
poder tener una correlación neurológica que lo corroborara. Estos métodos
contienen una importante subjetividad, tan clara que diversos autores opinan
que la razón no es suficiente para entender nuestra realidad neurológica y
psicológica, teniendo una gran capacidad de autoengañarnos sobre el funcionamiento
cerebral en relación con el mundo en el que vivimos y consigo mismo, pues lo
que conocemos del cerebro es sólo una pequeña parte de su compleja dimensión (Francis
Harry Crick, 1987). Por tanto, la Psicología tendrá un desarrollo muy limitado
hasta que se aprenda a entender el lenguaje del proceso de la información, a lo
que añado la necesidad de tener un modelo de evolución neurológica que explique
interdisciplinarmente los datos que la Neurología y la Psicología nos aportan.
Francis Harry Crick |
* El mayor conocimiento que
en la actualidad se está adquiriendo sobre los mecanismos de
producción de los cambios evolutivos,
como son la acción de la Embriología, los genes reguladores, el
ADN basura, la Epigenética, y otros que aún solo intuimos (Evolución neurológica. Un enfoque interdisciplionario). La
utilización o no tales mecanismos ofrece diferentes características
psicobiológicas sobre las que van a poder desarrollarse las formas conductuales
humanas.
* Las propias
características de la Psicología como ciencia. Su tardía creación
como ciencia moderna hace que sus pilares doctrinales básicos estén
condicionados a estudios muy recientes, siendo limitada su correlación con la
Neurología. Esta situación ha facilitado la perduración de diversas teorías, a
veces opuestas en sus fundamentos (p.e. Psicología conductista, evolucionista y
cognitiva).
El
problema, dentro de la Arqueología o del estudio evolutivo de nuestra conducta,
aparece el problema de qué teoría psicológica usar. Con los medios en exclusiva
de la metodología psicológica es muy difícil realizar tal elección, pues no
existen suficientes criterios en su disciplina que otorgue mayor credibilidad a
una u otra tendencia teórica. En el inicio de la Psicología, y ante esta
orfandad teórica y la necesidad de analizar la mente humana, los psicólogos han
realizado una serie de conceptualizaciones (organización lógica y cognitiva
basada en el conocimiento personal del problema a estudiar y, por tanto,
subjetivo en algún grado) sobre las características cognitivas que observa en
los seres humanos, a las que se denominan constructos. Los
conceptos científicos como estrés, depresión y procesos cognitivos, así como
casi todos los usados en la psicología, por ejemplo, inteligencia, frustración,
inconsciente, emociones, actitudes, ego, fobias, ansiedad, motivación, aprendizaje,
entre otros, no tienen una existencia concreta similar a las entidades físicas
que se prestan a la observación sensible. Son conceptos que sobrepasan la
observación empírica y muchas veces expresan supuestos teóricos. A tales
conceptos se les llama actualmente “constructos o conceptos no observacionales” para
diferenciarlos de los observacionales (Bunge, 1973). Los constructos no tienen
referentes empíricos inmediatos Nadie ha visto ni ha tocado la inteligencia de
alguien pero sí la puede inferir de la manera en que una persona es capaz de
resolver ciertos problemas en relación con la manera en que otros los
resuelven.
Por
otro lado, la Neurología
aún no puede ofrecer modelos ampliamente consensuados y
delimitados que puedan explicar el soporte neurológico de los proceso
cognitivos conocidos. En la actualidad, sólo podemos relacionar ciertas áreas
corticales con diversas funciones cognitivas, pero de una forma poco exacta,
pues se basan en experiencias observadas en lesiones neurológicas (traumatismos,
cirugía, estimulación directa, etc.) y en las modernas pruebas funcionales de
imagen neurológicas. En general se aprecia una funcionalidad global o
multifocal que limitada a áreas concretas, aunque la impresión que nos ofrecen
es que aún queda mucho que avanzar en este campo antes de poder relacionar
procesos cognitivos funcionales con actividad neuronal precisa y concreta.
Sin
embargo, algo si se ha avanzado, pues las tendencias psicológicas de mayor
implantación social y académica explican la conducta humana bajo los aspectos evolutivos,
cognitivos y de procesando la información externa y/o almacenada,
aunque en la forma de realizarlo existan importantes discrepancias.
El principal motivo de polémica se centra en el diferente protagonismo que en
el desarrollo conductual tienen la herencia genética y el medio ambiente, pues
mientras unos otorgan una mayor predominancia a la base genética (Psicología Evolucionista), otros
opinan que en medio ambiente tiene un carácter más trascendente (Psicología cognitiva: Procesamiento de la información). Estudiaremos
brevemente las dos.
A.- La Psicología evolucionista.
La Psicología
evolucionista (Evolutionary Psicology) aboga por que el aprendizaje de las
actividades humanas (succionar la leche materna, hablar y entender un idioma,
la caza, la recolección de vegetales, situaciones sociales, etc.) no pueda
realizarse por la simple experiencia, siendo precisa que haya contenidos
innatos preexistentes para que tal proceso de aprendizaje
pueda tener lugar.
Como
puede verse se basa en procesos evolutivos, cognitivos y de procesamiento de la
información adquirida por las diversas terminaciones sensitivas humanas. El uso
de la evolución que propone sigue a las formas más tradicionales del
darwinismo, es decir, cualquier mutación que produzca un cambio anatómico debe
de ser promovido o conservado por la selección natural, al tener una mejora
conductual o, por lo menos, ser en principio neutro. Así, en cada cambio
anatómico o conductual siempre se buscan las ventajas que pudieron favorecer su
perduración. Puede que uno de sus principales inconvenientes de esta forma de
ver a la evolución es el carácter independiente de cada uno de estos cambios genéticos,
ofreciendo un panorama teórico de múltiples mutaciones que no se corresponde
con los datos actuales de la genética humana evolutiva.
En
este contexto, plantea un modelo en el que la mente está formada por módulos que resuelven
problemas particulares y que han sido conformados por la
evolución, de la misma manera que los órganos y funciones fisiológicas son
producto de la evolución por selección natural de los caracteres físicos
hereditarios. La cognición en los animales está formada por módulos funcionales
relacionados entre sí, cada uno de los cuales trata un problema de conducta
determinado (inteligencia técnica, lingüística, social y de la historia
natural), es decir, cada función cerebral desarrolla un instinto. El ser humano
no es distinto de los demás animales y, por tanto, comparte este esquema. La
naturaleza humana se ha formado por la evolución de los instintos de nuestros
antepasados primates y la aparición de otros nuevos bajo la presión adaptativa
del nuevo entorno en el que vivieron los seres humanos durante la mayor parte
de su historia. En definitiva, desarrollan un nuevo constructo como forma de
explicar la evolución de la conducta.
Este concepto modular de la mente humana ha dado lugar
a mucho debate, siendo la base diferencial con otras teorías psicológicas. El
autor de este concepto fue el filósofo Jerry Fodor (1986). Uno de los autores
que más defiende la visión de una mente modular es Robert Kurzban (2012) (La evolución y el cerebrofragmentado).
Tras
la dificultad teórica de mantener un concepto de módulo cerebral en su concepto
más elemental (áreas aisladas del cerebro con funciones determinadas), pues el
desarrollo de la Neurología no favorecía tal idea, Kurzban y otros autores han
redefinido el concepto neurológico y funcional del módulo. Un módulo
funcional no sería una zona aislada del cerebro, sino un mecanismo
neurológico de procesamiento de información que nos permite resolver
un problema concreto. Se habla más de función que de
estructura neurológica. Hay que evitar pensar en el módulo como algo localizado
en un lugar del cerebro, es decir, un nódulo de células en una región del
cerebro. Un módulo puede ser algo muy extendido por el cerebro, un circuito
extenso que realice una función.
Así, el cerebro albergará mecanismos especializados en
escoger pareja, en vincular mutuamente el niño a la madre (el apego) en
entender las intenciones y deseos de los demás (Teoría de la mente), condenar
moralmente a los otros, etc. La relación entre estos módulos es muy variable,
pues hay módulos diseñados para compartir información, otros más encapsulados
que no están diseñados para compartir la información; hay módulos con acceso a
la conciencia y módulos sin acceso a ella, etc. El origen de todos estos módulos es evolutivo,
aprovechando mutaciones que favorecían respuestas adaptativas a los problemas
del medio ambiente. Se fueron formando contenidos neurológicos innatos
preexistentes, que se trasmitieron a los descendientes y fueron configurando
nuestra conducta, la cual, a pesar de tener un importante componente innato,
siempre precisa de una experiencia que procesar. La acción de estos módulos
puede considerar como de instintos.
Los
instintos se manifiestan en la forma de impulsos, deseos y sentimientos. El
hombre tiene una capacidad (un instinto) muy desarrollada para
considerar, consciente e inconscientemente una gran variedad de impulsos y
deseos y cotejarlos contra una base de experiencias anteriores para adivinar cuál
de sus deseos es más factible en cada momento en función de las expectativas y
cual tiene que mantener en cola de espera o bien reprimir.
En
sentido coloquial se entiende como instintos una serie de "bajos"
impulsos que están determinados al 100% de forma innata. El deseo de
alimentarse, tener sexo etc. Bajo la Psicología evolucionista un instinto es el resultado de la actividad de un módulo funcional
del cerebro que trata un determinado problema, y no hay
problema que no esté tratado por uno o varios de esos módulos. Un módulo o instinto
genera conductas que no son innatas en general sino que dependen del ambiente
para su realización. Por tanto, instinto es lo que subyace
debajo de cualquier conducta, se considere básica
o elevada.
B.- Psicología cognitiva: Procesamiento de la información.
En
un sentido teóricamente opuesto a la Psicología evolucionista tenemos aquellas
psicologías que apoyan más a la experiencia, y poco o nada a los instintos,
como principal motor de la conducta humana. Aunque todas son evolutivas,
cognitivas y necesitan de un adecuado procesamiento de la información, sus formas
difieren sustancialmente al explicar nuestra conducta. En un extremo se sitúa
un tipo de determinismo cultural, claramente expuesto por el concepto de tabula
rasa. En filosofía, tabula rasa o tabla rasa hace referencia a la
tesis epistemológica de que cada individuo nace con la mente "vacía",
es decir, sin cualidades innatas, de modo que todos los conocimientos y
habilidades de cada ser humano son exclusivamente fruto del aprendizaje a
través de sus experiencias y sus percepciones sensoriales.
La Psicología cognitiva trata de explicar la conducta humana a
través del mejor conocimiento de las entidades mentales o cognoscitivas, pues
son ellas las que realizan las acciones que nos caracterizan, sobre la base de
la información que reciben por medio de los receptores sensoriales. Esta nueva
dirección metodológica parece que presenta actualmente una importante
aceptación conceptual en la explicación de los procesos conductuales (Belinchón
et al. 1992).
Uno
de los enfoques más aceptados de la Psicología cognitiva corresponde al
denominado Procesamiento
de la información, que se asocia a la concepción del ser
humano como un sistema neurológico capaz de recibir, procesar, almacenar y
recuperar la información que le llega a través de sus sentidos (González Labra,
1998). Conceptualmente se basa en que todo proceso mental o cognoscitivo tiene
como origen la información que previamente el cerebro ha tenido que recibir y
procesar (Leahey, 1980). Sin
embargo, esta capacidad de procesamiento de la información no es totalmente
libre e independiente, pues estaría limitada por las características
psicobiológicas de cada persona. Éstas, en función de su propia herencia
genética, no son iguales y juegan un papel importante en el desarrollo de la
conducta. La famosa “tabula rasa” en la práctica no existe pues es inviable su
realización. Desde el mismo momento del nacimiento se va a producir una organización psicológica, que
depende de varios factores fundamentales en la futura conducta del neonato.
- Control de
la homeostasis de carácter innato y de funcionamiento
inconsciente.
- El temperamento o la manera particular y natural con
que un ser humano interactúa con el entorno. Es hereditario, aunque
influenciable hasta cierto grado por los factores. Es la naturaleza general de
la personalidad de un individuo, basada las características del tipo de sistema
nervioso. Está relacionado con la influencia endocrina (que se debe a los
genes, y que se manifiesta en determinados rasgos físicos y psicológicos).
- Capacidades
cognitivas racionales o de control de la información que se recibe. Serían las capacidades cognitivas
primarias (memoria, funciones ejecutivas, motivación, ciertos
niveles de abstracción y simbolización, etc.) que la evolución haya otorgado,
por medio de la herencia genética de sus padres, a ese nuevo ser.
- Con
la influencia de los estímulos externos. Es la
experiencia necesaria para el desarrollo cognitivo humano.
- Las
emociones de un claro componente innato, pero que su desarrollo estaría
muy relacionado con la evolución de las capacidades cognitivas primarias y
secundarias, entre la que destaca la autoconciencia (emociones autoconscientes).
De la unión de estos procesos en el recién
nacido, y dentro de una ambiente social, se irían formando una seria de capacidades
cognitivas secundarias o emergentes (lenguaje, simbolismo, autoconciencia,
etc.) y un determinado desarrollo de las primarias a niveles más altos. Así,
después del parto se inicia un proceso de organización psicobiológica, basado
en la interacción de las características psicobiológicas heredadas con el medio
ambiente con el que se está inmerso continuamente. La consecuencia sería la
conducta humana con las características actuales.
Breves conclusiones
La
aceptación de uno u otro modelo es importante en la explicación del origen y
desarrollo de la conducta humana, pues originan formas de desarrollo cultural
diferentes. Mientras que la Psicología evolutiva se adapta mejor a la
existencia de instintos mediante la tradicional forma gradualista del
darvinismo, los psicólogos sociales apoyan más la idea del carácter emergente y cultural de
muchas de las cualidades cognitivas del ser humano (Ardilla y Ostrosky-Solís,
2008; Belinchón et
al. 2000).
No
obstante, la definición de instinto por la Psicología evolucionista no deja de
semejarse a las capacidades cognitivas básicas (posibilidad de generar una
determinada conducta en un medio adecuado) que exponen la psicología cognitiva social,
y que tienen un carácter innato. Los dos modelos tienen una base genética que
lo posibilita, y necesitan de un medio ambiente que los desarrolle, la
diferencia puede ser simplemente de grado o de concepto, pero prácticamente
imposible de especificar. La propia funcionalidad cerebral en un medio
concreto podría interpretarse como contenidos innatos preexistentes adquiridos
por la evolución. Aunque el posterior desarrollo de carácter emergente
es muy difícil asimilarlo a las teorías de la Psicología evolucionista.
*
Ardila, A.; Ostrosky-Solís, F. (2008): Desarrollo Histórico de las Funciones
Ejecutivas. Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias, Vol.8,
No.1, pp. 1-21.
*
Belinchón, M.; Igoa, J. M. y Riviere, A. (1992): Psicología del lenguaje.
Investigación y teoría. Ed. Trotta S.A. Madrid.
*
Bunge, M. (1973). La Ciencia, su Método y Filosofía. Edición Siglo XX, Buenos
Aires.
*
Crick, F. H. (1987): Reflexiones en torno al cerebro. En El cerebro. Libros de
Investigación y Ciencia, Ciencia Científica, Barcelona.
*
Crick, F. H. (1994): “La búsqueda científica del alma: una hipótesis
revolucionaria para el siglo XXI”. Debate. Barcelona.
* Dobzhansky, T. (1973). Nothing in biology makes
sense except in the light of evolution. The
American Biology Teacher, 35, 125-129.
*
González Labra, M. J. (1998): Introducción a la Psicología del Pensamiento.
Trotta. Valladolid.
* Fodor, F. (1986): La modularidad de la mente.Ediciones Morata, Madrid.
* Kurzban, R. (2012): Why everyone (else) is a hypocrite. Evolution and the Modular Mind. Cambridge Forum.
* Kurzban, R. (2012): Why everyone (else) is a hypocrite. Evolution and the Modular Mind. Cambridge Forum.
*
Leahey, T. (1980): Historia de la Psicología. Ed. Debate. 1982. Madrid.
*
Rivera, A. (2007): Evolución y conducta. Arqueoweb, 9 (1).
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