jueves, 14 de julio de 2016

Pensamiento, autoconsciencia y lenguaje

¿Piensan o solo miran?
La relación que pueda existir entre el pensamiento y el lenguaje es un tema que actualmente está adquiriendo relevancia en los medios relacionados con la psicología. En esta discusión se ha introducido la capacidad de pensamiento por parte de los animales. Así, De Waal (2016) afirma que no necesitamos el lenguaje para pensar, es decir, que son procesos diferentes e independientes, aunque muchas veces actúan juntos. Por tanto, aunque los animales tengan un lenguaje muy restringido, o que incluso se les pueda atribuir una ausencia lingüística, esto no quiere decir que no tengan ciertos niveles de pensamiento.

¿Qué es el pensamiento?


Podría definirse como la actividad cerebral en el plano psicológico, siendo el resultado de procesar la información que nos llega del exterior y de usar la almacenada en la memoria (ya sea en forma de imágenes compuestas, experiencias sensoriales simples o elaboradas, y/o simbolizadas por el lenguaje), de forma que se pueda elaborar conductas adecuadas. Para tal fin el cerebro utiliza todas las capacidades cognitivas que posea (memoria, abstracción, simbolización, atención, funciones ejecutivas, etc.). Con esta definición hay que admitir que, efectivamente, los animales al tener actividad cerebral (más cuanto más altos estén en la escala evolutiva) presentan diversa formas de pensamiento, a pesar de no tener lenguaje. No obstante, de lo que sí estamos seguros es que tal pensamiento es sobre todo funcional e inconsciente.

En los seres humanos el problema se acentúa al introducir una de sus características más definitorias: el pensamientoautoconsciente. Existe una importante controversia cuando hay que valorar la existencia y las características de un pensamiento autoconsciente junto con “otro” de naturaleza inconsciente. El primero está muy relacionado con el desarrollo del lenguaje, mientras que el segundo parece ser independiente de la función lingüística. En la actualidad, podemos admitir que existen dos formas de pensamiento: consciente e inconsciente. Lo complejo es conocer su etiología y las relaciones que pueden existir entre ellas.

I.- El pensamiento inconsciente es un proceso neurológico que emana de la propia actividad cerebral, con el fin de logar lo que evolutivamente se espera de él: generar conductas adecuadas en cada momento, basándose en toda la información del momento y en la experiencia acumulada. Con importantes diferencias, y dependiendo del desarrollo evolutivo de las especies que se estudien, existe en todas aquellas que posean un cerebro que regule su conducta. Como es lógico, los seres humanos participan de esta propiedad neurológica, pero con unas características funcionales muy importantes, teniendo en cuenta su notable desarrollo neuroevolutivo.

La Neurología actual afirma que la mayoría de la actividad mental es de naturaleza inconsciente, por lo que el conocimiento directo de nuestra existencia y del mundo en el que vivimos (autoconciencia) constituye una pequeña parte de nuestro pensamiento. Su origen y funcionamiento son enteramente biológicos, con un carácter innato a todos los seres humanos. Su actividad de centra en la acción conjunta de los diversas áreas corticales y basales del cerebro (los dos hemisferios funcionando a la vez gracias al cuerpo calloso). Sin embargo, la relación funcional que pueda tener con el pensamiento autoconsciente aún no está muy clara, se supone que existe, pero desconocemos sus características.

II.- El pensamientoconsciente o autoconsciente depende de otros factores más complejos que en el caso anterior. Así, sobre la base de un desarrollo evolutivo de características humanas, se añade otros aspectos no biológicos como son el desarrollo social, el lenguaje y la creación (por la suma de los dos anteriores) de una autobiografía exclusiva de cada uno y marcadamente diferente a la de los demás. Por tanto, puede definirse como una capacidad cognitiva emergente, dependiente de las características ambientales del medio en el que se vive. Sin embargo, ambas consciencias tratan sobre la misma información (sensorial y memorística), pero con un procesamiento diferente (en forma y fondo) no bien conocido.

Pensamiento consciente y lenguaje


Para Vygotski (1920, 1934), y muchos psicólogos cognitivos, el pensamiento y lenguaje tienen raíces genéricas diferentes, pero luego (dependiendo del tiempo y uso) se sintetizan dialécticamente en el desarrollo. El pensamiento se convierte en lenguaje, y el lenguaje en pensamiento con transformaciones estructurales y funcionales en ambos procesos. Al hablarse a sí mismo se convierte en una conciencia reflexiva (acción realizada y recibida por el sujeto). Constituye un elemento primordial en el desarrollo de la autoconciencia (otra capacidad cognitiva emergente: coevolución). Es decir, el lenguaje por medio de sus características estructurales es capaz de generar otra forma de pensamiento de formato lingüístico, el cual al irse desarrollando (complejidad social, conceptos abstractos temporales, espaciales e individuales) iría creando una autobiografía personal y social, que desembocaría en la creación de un pensamiento consciente (autoconciencia). Este pensamiento lingüístico puede utilizar toda la información de la memoria, así como las estructuras responsables de la conciencia (sistema reticular ascendente y la corteza cerebral), y las áreas cerebrales utilizadas por el lenguaje.

Cuerpo calloso uniendo los dos hemisferios
I.- Los datos del cerebro dividido.
Siempre pensamos en el cerebro como una unidad anatómica y funcional única, y efectivamente es así, pero tiene alguna particularidad muy especial: es la unión de los dos hemisferios por medio del cuerpo calloso (haz de fibras nerviosas que los unen funcionalmente). Esto nos dice que existen dos unidades cerebrales (unidas permanentemente), pero que no son absolutamente iguales ni anatómica (asimetrías cerebrales) ni funcionalmente (proceso de especificación de funciones cognitivas en un hemisferio cerebral determinado). La existencia de los dos hemisferios nos indica que la localización cortical de las funciones cognitivas puede recaer en uno u otro hemisferio, como ocurre con los procesos neurológicos relacionados con el lenguaje. Una forma sencilla y reversible de conocer en qué hemisferio se encuentran estas funcionas se realizó mediante el llamado test de Wada. Se fundamenta en la anestesia de un hemisferio durante unos pocos minutos (estaría inconsciente), mientras que el otro continúa despierto (consciente). Se observaría sus respuestas a preguntas y movilidad de los brazos. El método consiste en introducir un catéter en la arteria carótida (en el cuello) del mismo lado que se quiere anestesiar. Se introducía amital sódico (barbitúrico de acción anestésica de pocos minutos). El paciente estaba tumbado con los dos brazos en alto y se le hacía contar hacia atrás desde 100. A los pocos segundos de la inyección se producía la anestesia del hemisferio correspondiente a la carótida utilizada. Primero, el brazo opuesto al lugar de la inyección cae flácidamente (los hemisferios controlan la motilidad y sensibilidad de los lados opuestos del cuerpo). Así, se comprobaba que hemisferio se había anestesiado. Segundo, el paciente dejaba de contar, si se inyectó en el mismo hemisferio que controlaba el lenguaje permanecía en silencio de dos a cinco minutos (duración del efecto anestésico y de la dosis administrada). Si se inyectaba en el otro lado, solo dejaba de contar unos pocos segundos y puede responder a preguntas con poca dificultad (Springer y Deutsch, 1994: 33-34). Con este procedimiento se ha llegado a la conclusión en distintos centros de que la mayor parte de los pacientes diestros (80%) tienen el lenguaje representado en el hemisferio izquierdo, que existe un porcentaje de casos (19%) con representación bilateral y algunos casos aislados (1%) con representación en el hemisferio derecho probablemente debido a un daño cerebral temprano. La mayoría de los pacientes zurdos mantienen su lenguaje en el hemisferio izquierdo (50%), un gran porcentaje muestran representación bilateral (42%) y en un bajo porcentaje (8%) el lenguaje está representado en su hemisferio derecho. 

No obstante, que el lenguaje se ubique principalmente en un determinado hemisferio no nos aclara si el pensamiento autoconsciente se limitaría a este hemisferio o presenta competencias en los dos. Sabemos que lesiones en el hemisferio lingüístico (principalmente el izquierdo) producen una afasia (trastorno en el lenguaje), ya sea en la producción lingüística (afasia de Broca), o en una deficiencia en la comprensión y un habla fluida incoherente (afasia de Wernicke). Pero en ambos casos, salvo que la lesión cerebral sea muy intensa, el paciente tiene mantenida más o menos su estado de autoconsciencia, solo que no puede expresarse lingüísticamente. Si la lesión se produjera en la infancia, sobre toda antes del desarrollo lingüístico, las funciones del habla se desarrollarían en el hemisferio sano. La repercusión en el lenguaje interno (fundamental en los mecanismos de autoconciencia) no está muy estudiada, aunque parece que cierta repercusión si parece que exista, siempre adecuada al grado de lesión cerebral que se haya producido.

En el camino del estudio de las funciones lingüísticas y de la autoconciencia se ha podido profundizar en los datos clínicos del cerebro dividido, por métodos más duraderos y de mejor seguimiento clínico y conductual. En el desarrollo de la Neurología se conocieron procesos patológicos de epilepsia generalizada en todo el cerebro, grave y cada vez con más frecuencia, lo que poco a poco iba alterando las funciones cognitivas de los pacientes. En un intento de evitar esta generalización, y que la crisis epiléptica solo afectase a un hemisferio, se decidió a mediados del siglo XX realizar una comisurotomía o la sección del cuerpo calloso (normalmente dejando otras comisuras más pequeñas intactas), de forma que se impida la comunicación entre los dos hemisferios cerebrales. Con esta cirugía, de resultados aparentemente buenos (disminuyeron el número, intensidad y expansión de las crisis convulsivas), generó lo que se ha denominado como del cerebro dividido o de hemisferio aislados.

Los experimentos que se sucedieron dieron lugar a muchas sorpresas sobre la función cerebral. Uno de ellos consistió en vendar los ojos al enfermo después de la comisurotomía y colocar un objeto en su mano derecha (alguna información somatosensorial iba a la mitad opuesta del cerebro, mientras que otras iban a ambas mitades). Se le preguntaba ¿Qué tienes en la mano? En este caso el objeto siempre fue nombrado correctamente, pues la información de la forma fue a los dos hemisferios, pero el lado izquierdo es donde reside la capacidad lingüística y al reconocer la forma contestaba la pregunta. Después colocamos el objeto en la mano izquierda (la información iba principalmente al hemisferio derecho), y no era capaz de reconocer el objeto y de nombrarlo (el hemisferio derecho no tiene capacidad lingüística). Sin embargo, podía manipular el objeto adecuadamente, es decir, el lado derecho sabía qué era el objeto, pero no podía nombrarlo ni comunicar la forma del mismo.

Los dos hemisferios habían almacenado información sobre la naturaleza de los objetos, pero solo el izquierdo podía nombrarlo. Ambos sabían lo que tenían en sus respectivas manos, un de forma inconsciente (no verbal) y el otro de forma consciente o verbal. La capacidad de realizar un pensamiento verbalizado (autoconsciencia verbalizada) radica la mayoría de las veces en el hemisferio izquierdo en los diestros, y algunas veces (las menos) en el derecho, que suele coincidir (no siempre) con los zurdos, como ya vimos anteriormente con los experimentos del test de Wada. Parece que se intuye que existen dos formas de conocer la realidad, una verbal o consciente en el sentido amplio del término, y otra práctica, real e inconsciente pues que no puede manifestarse su existencia.
En el siguiente experimento con las mismas condiciones y diferentes objetos (dados con tachuelas) los resultados con la mano derecha fueron satisfactorios (el hemisferio izquierdo reconocía lo que tocaba y lo expresaba verbalmente). Cuando los exploró con la mano izquierda (conectada con el hemisferio derecho) empezó a darles vueltas indicando la destreza de la mano izquierda, pero no podía transmitir información sobre qué era realmente el objeto. El paciente se reía mientras lo hacía, y al preguntarle de qué se reía respondía que no lo sabía. Todo indicaba que había dos mentes independientes (Gazzaniga, 2015: 67-72).

Se piensa que se debe a que tiene una habilidad analítica superior a la que pudiera tener el derecho, de la cual el lenguaje es un ejemplo. El hemisferio derecho tiene mayor capacidad video-espacial consecuencia de su mejor forma sintética de procesar la información (Springer y Deutsch, 1994)Sabemos que algunas áreas del cerebro adquieren una función determinada gracias a la convergencia sobre la misma de dos o más proyecciones de modalidades sensoriales diferentes (Geschwind, 1965), y que tal fenómeno se produce siempre en función de la cualidad de los estímulos que recibe dicha área cortical (Gazzaniga, 1998). La consecuencia funcional de estas asimetrías anatómicas se corresponde con la lateralización. Parece que debe existir cierto gradiente innato definido como la existencia de un proceso de maduración diferenciado en ambos hemisferios que actúe a favor de uno u otro, en función de la naturaleza de los procesos cognitivos que se vean implicados (Bub y Whitaker, 1980; Geschwind y Galaburda, 1984; Kandel et al. 1997).

La realización del pensamiento consciente se realiza por medio del lenguaje interno (Función cognitiva del lenguaje o comunicación interna). Sería una interacción cognitiva entre el lenguaje y el pensamiento, facilitando el pensamiento racional por medio de diversos procesos internos (pensamiento verbalizado, el lenguaje intelectualizado, el procesamiento computacional de la información, el desarrollo de las capacidades de abstracción, la simbolización, la conciencia reflexiva, el aprendizaje, etc.). A lo largo del desarrollo el lenguaje adquiere dos funciones importantísimas: ser instrumento del pensamiento y facilitar un control metacognitivo (López Ornat, 1991):

- Proporciona un mecanismo de retroalimentación para el sistema cognitivo, pues mantiene la vigencia de una representación (abstracciones simbolizadas en palabras), a medida que ésta es procesada.
- Control atencional de la actividad, mientras pensamos tenemos nuestra atención fijada en el tema.
- Permite alcanzar niveles de planificación y anticipación que no son posibles sin el lenguaje.
- Ofrece un recurso representacional muy eficiente en actividades de solución de problemas (fija verbalmente tareas, realiza operaciones lógicas sobre ellas, retiene resultados intermedios entre operaciones, formular mentalmente resultados).

El lenguaje, según el psicólogo George A. Miller (1985: 147), es una experiencia que comienza desde el nacimiento, pudiendo decir que el pensamiento y el lenguaje se han modelado mutuamente al ir desarrollándose con una constante interferencia. El lenguaje es fruto del pensamiento, pero también es modulador del mismo, y ambos son controladores de la acción y conducta humana (Bruner, 1984).

Pensamiento consciente e inconsciente

Sabemos que el lenguaje, en función de la propia complejidad simbólica que adquiriere poco a poco, va a producir otras características psicológicas de gran importancia para el ser humano, pues sirve como organizador del pensamiento y director de la acción. Pueden resumirse en tres aspectos:

- Interacción entre lenguaje y pensamiento (interiorización del lenguaje).
- Desarrollo cognitivo (autoconciencia, planificación temporo / espacial, etc.).
- Cambio conductual (mayor control de la acción).

Pero estamos hablando del pensamiento consciente (autoconciencia), pero no sabemos qué pasa con el inconsciente, pues no hay razones para pensar que con el desarrollo del primero, el segundo vaya a desaparecer. Algunos autores afirman que no puede haber consciencia de algo antes de que no haya sido previamente elaborado a nivel inconsciente (Núñez, 2006). Sin embargo, hay que tener en cuenta que el pensamiento consciente puede ser capaz de crear por sí mismo los objetos del pensamiento, ya sea de forma independiente o basándose en la información elaborada por el inconsciente. Si como creemos, el pensamiento autoconsciente está muy relacionado con la producción lingüística, y ésta depende mucho del medio ambiente en el que se nace y vive (sociedad, relaciones, desarrollo cultural, cognitivo y lingüístico, etc.), su producción sería un fenómeno sociocultural que se superpondría al pensamiento inconsciente. El problema sería el estudio de las características de relación que deben existir entre ambos proceso.

Si pensamos que existen las dos formas de pensamiento, y su coordinación nos permite realizar la conducta simbólica que caracteriza a los seres humanos, es que en general no deben existir contradicciones importantes en su propia actividad. Es muy posible que exista cierta subordinación entre ambas. Efectivamente, el pensamiento autoconsciente nos permite ser conscientes de la actividad mediada por el pensamiento inconsciente y, por tanto, podría controlarla de alguna manera. Pero a su vez, es también capaz de elaborar un pensamiento complejo y organizado.

¿Por qué el pensamiento autoconsciente puede ser un organizador del pensamiento y director de la acción? Puede que se trate de un proceso emergente de la unión de diversas capacidades cognitivas (abstracción, simbolismo, lenguaje), todas relacionadas con la producción del lenguaje dentro de sociedades humanas cada vez más interactivas entre sí y con otras. Es en las características propias del lenguaje (sintácticas, morfológicas y semánticas) donde el lenguaje interno se basa en la ordenación y funcionalidad del pensamiento con características superiores a las usadas por el pensamiento inconsciente.


Como conclusión podemos afirmar que el pensamiento autoconsciente se logra por medio de un procesamiento computacional de la información adquirida y procesada por medio del lenguaje (interno y externo). El lenguaje es una tecnología cognitiva. El idioma es la caja de herramientas que ha desarrollado cada cultura para imaginar el mundo y actuar en él. Sin embargo, la relación que pueda tener con el pensamiento inconsciente no está muy clara, aunque hay razones para suponer que, aunque presenta cierta autonomía funcional, estaría supeditado y controlado por las características funcionales del pensamiento autoconsciente.

- Bruner, J. (1984): Acción, pensamiento y lenguaje. Alianza Psicológica, nº2. Alianza Editorial S.A. Madrid.
- Bud, D. y Whitaker, M. (1980): Language and verbal procceses. En Wittrock, M. (ed.). The Brain and psychology. New York: Academic Press.
- De Waal, F. (2016): Are We Smart Enough to Know How Smart Animals Are? Norton, WW & Company, Inc
- Gazzaniga, M. S. (1998): “Dos cerebros en uno”. Investigación y Ciencia. Barcelona.
- Gazzaniga, M. S. (2015): Relatos desde los dos lados del cerebro. Paidós. Barcelona.
- Geschwind, N. (1996): “Especializaciones del cerebro humano”. En El Lenguaje humano. Temas nº5. Investigación y Ciencia. Barcelona.
- Geschwind, N. y Galaburda, A. M. (1984): Cerebral dominance: The biological foundations. Harvard University Press. Cambridge.
- Kandel, E. E.: Schwartz, J. H. y Jessell, T. M. (1997): Neurociencia y conducta. New York. Prentice Hall.
- López Ornat, S. (1991): "El lenguaje en la mente", en Martín Serrano, M y Siguán Solers, M. (1991): Comunicación y lenguaje, Alhambra, Madrid, 443-462.
- Miller, G. A. (1985): Lenguaje y Habla. Alianza Psicológica, nº4. Madrid.
- Núñez, J. P. (2006): “El inconsciente desde el punto de vista cognitvo". Aperturas Psicoanalíticas, 22.
- Springer, S. P. y Deutsch, G. (1994): Cerebro izquierdo. Cerebro derecho. Gedisa. Barcelona.
- Vygotsky, L. S. (1920): El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Crítica. 1979. Barcelona.
- Vygotsky, L. S. (1934): Pensamiento y lenguaje. Barcelona. 1986. Paidós.