domingo, 24 de noviembre de 2013

La universalidad del lenguaje humano ¿innata o adquirida?

En la actualidad no es difícil admitir que “Nada en biología tiene sentido, excepto a la luz de la evolución”. (Theodosius Dobzhansky, 1973), así como que “Los hombres deberían saber que del cerebro, y nada más que del cerebro, vienen las alegrías, el placer, la risa y el ocio, las penas, el dolor, el abatimiento y las lamentaciones” (Hipócrates, 460-370 a.C.). En este sentido, se admite que las características neurológicas y psicológicas (psicobiológicas) que van a posibilitar la conducta humana, deben de tener un origen en los procesos evolutivos que las crearon. Fuera de estas premisas básicas, no creo que existan explicaciones actualmente válidas (excepto las que presentan un importante componente religioso), por lo menos referentes al origen y desarrollo de la conducta humana. Pero, a partir de este punto de partida común (evolución y procesos cognitivos), pronto se diversifican las formas de aplicación de tales conceptos.

Un claro ejemplo de esta diversidad teórica se aprecia en las diferentes concepciones que del origen del lenguaje existen. Sobre la forma en la que adquirimos tal propiedad no hay en la actualidad un consenso adecuado. Una de las causas sería la persistencia de teorías realizadas durante el siglo pasado, las cuales continúan en vigor en la actualidad, posiblemente por falta de formas y métodos que señalen un camino y eliminen otros con la seguridad que la ciencia exige. 

Principales teorías

I.- Desde la visión de la Psicología cognitiva (procesamiento de la información) el lenguaje que hablamos no forma parte de la herencia biológica, por lo que ha de ser aprendido por medio de la herencia cultural. Hablar es haber llegado a un grado determinado de maduración neurológica y de integración social capaz de permitir la praxis y la comunicación abstracta de la misma. Lo que se hereda biológicamente es un conjunto de características anatómicas y fisiológicas que facilitan la adquisición y el uso del lenguaje (Merani, 1960; Miller, 1985). Así, el lenguaje es fruto del pensamiento, pero también es modulador del mismo, y ambos son controladores de la acción y conducta humana (Bruner, 1984).
El lenguaje nace de la interacción social 
II.- Esta visión no es compartida por todos. Un ejemplo lo tenemos en el famoso lingüista Noam Chomsky (1981) con su teoría de la Gramática generativa, en la que indica la existencia de unos universales lingüísticos de carácter innato que facilitan en gran medida el aprendizaje del lenguaje por todos los niños. En su Gramática Generativo-Transformacional indica que todos los hombres poseen de forma innata y como consecuencia de la evolución unas estructuras lingüísticas comunes a todas las lenguas, y que se sitúan en la estructura profunda del lenguaje. La estructura sujeto-predicado es un ejemplo de dichos universales. Se trata de una visión naturalista de las ideas innatas del racionalismo.  

Estudio interdisciplinario

La idea de que se puede comprender el funcionamiento del cerebro por la razón, siempre ha existido, pues se carecía de otra forma de analizar cualquier característica psicobiológica humana. Los avances de la ciencia en general y de la Neurología en particular, han cambiado notablemente este parecer.  

En este sentido, Francis Harry Crick (1916-2004), premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1962 por su contribución al descubrimiento de la estructura del ADN, expone que la razón no es suficiente para entender nuestra realidad neurológica, teniendo una gran capacidad de autoengañarnos acerca del funcionamiento cerebral en relación con el mundo en el que vivimos y consigo mismo, pues lo que conocemos del cerebro es sólo una pequeña parte de su compleja dimensión. (Crick, 1987). El desarrollo de la Neurología ha puesto en evidencia que utilizar simplemente nuestro razonamiento, como único método de estudio de la conducta y el simbolismo de nuestros antepasados, puede llevarnos a conclusiones erróneas.

En el caso del lenguaje, y de los universales lingüísticos, pasa exactamente lo mismo. Su análisis no puede limitarse a una interpretación racional (de la racionalidad humana con unos niveles de desarrollo científico muy limitado) de los hechos que observamos con nuestros sentidos. Las capacidades cognitivas adquiridas por la evolución solo nos pueden ofrecer la manera de adquirir, almacenar y procesar la información que existe en el medio ambiente en el cual vivimos. Estas serían las cualidades básicas de nuestro cerebro, además de regular y controlar la fisiología corporal. Para hablar del lenguaje, su origen y desarrollo, hay que elaborar una definición del mismo, que nos sirva de cauce de nuestro análisis. En una anterior entrada al blog (Lenguajehumano) ya mencioné una definición, la cual vuelvo a enunciar:

El lenguaje humano puede definirse como la transmisión voluntaria de todo pensamiento, idea o sentimiento, por medio de un sistema de representación simbólico (en principio sonoro y/o gestual), con la intención de interferir en la conciencia o atención del oyente, es decir, que sea recibido y comprendido por aquellos a los que se dirige tal mensaje, con algún fin determinado (simple información y/o la posibilidad de realizar tareas en común).

Por tanto, sería el cerebro el que crea la base del lenguaje, que luego simboliza con determinados sonidos (o gestos). Pero nuestro pensamiento sólo podrá funcionar basándose en los conceptos, hechos, ideas, palabras y cualquier elemento sensorial que haya sido vivido, memorizado y posteriormente recordado, para poder ser procesado y realizar acciones consecuentes.

Siguiendo esta definición y estas características neurológicas, el lenguaje es la mejor forma de adquirir los elementos abstractos y/o simbólicos de una sociedad, representando sólo la experiencia vivida en esa sociedad, ya sea directamente o por procesos de combinación basados en anteriores vivencias. De la interacción social que intenta crear nuevas y mejores conductas de supervivencia y adaptabilidad medioambiental, surge la necesidad de crear una forma de comunicación que permita transmitir a los demás componentes del grupo las vivencias que cada individuo crea en su relación con el mundo en el que vive (Bickerton, 1994; Bruner, 1984; Marina, 1998; Vygotski, 1920). El lenguaje, como consecuencia del intento de comunicar las acciones humanas, es la simbolización de tales acciones. La acción es la base de la propia estructura inicial de lenguaje y de la universalidad de su sintaxis, pues es igual en todos los lugares.

El lenguaje parece estar organizado alrededor de las circunstancias que rodean a la acción (verbo) (Bickerton, 1994; Bruner, 1988; Fillmore, 1968; Marina, 1998) lo que puede referirse con la siguiente expresión básica (Rivera, 2006):

Sujeto (quién hace la acción) - Verbo (acción) - Circunstancias de la acción.


Naturalmente, todos y cada una de las abstracciones que configuran nuestro pensamiento y lenguaje, no existen desde siempre, sino que ha sido preciso crearlas, mantenerlas y trasmitirlas a las generaciones siguientes, por medio del lenguaje de cada sociedad haya podido desarrollar.



La inmadurez neurológica y psicológica marca la gran diferencia existente entre el aprendizaje del lenguaje en la infancia y después del periodo crítico. En el primer caso lo que se produce es una organización de las áreas de asociación terciarias en función de los estímulos recibidos procedentes de otras áreas corticales. Nada hay que se oponga a la producción de tal proceso (emotividad negativa, recuerdos anteriores, problemas de atención, comprensión, aprendizaje, etc.), el proceso se basa en las enormes capacidades receptivas, procesadoras y estructurales del niño. Todo queda invertido en el caso del adulto, pues en él existen diversos procesos de distinta elaboración que interfieren y dificultan la enseñanza de un segundo lenguaje (falta de motivación, multitud de tareas que dificultan la atención, poca dedicación, otros desarrollos cognitivos y culturales que dificultan tal aprendizaje, etc.). En el niño se produce una estructuración psicológica de base lingüística (lenguaje interno), mientras que en el adulto es un aprendizaje en el clásico sentido de la palabra, utilizando áreas cerebrales diferentes de las requeridas para el lenguaje materno (Kim et al. 1997).La inmadurez neurológica en fundamental para el aprendizaje lingüístico del niño (Gomila, 1995).

Conclusiones

La importancia del medio ambiente en el desarrollo definitivo de nuestro cerebro es fundamental. Cualquier limitación de las influencias sociales (racionales y afectivas) van a repercutir de una forma directamente proporcional a todos los sistemas nerviosos humanos. Esto nos da pie a indicar que, en ciertos estados de alteraciones neurológicas (conocidas o no en su base neurológica), un medio ambiente idóneo (enseñanza especial, adecuada y dirigida) puede disminuir en gran parte las limitaciones conductuales características de estas anomalías funcionales.

La estimulación o enseñanza adecuada, y cuanto antes mejor, crean un medio ambiente idóneo para que la plasticidad neuronal humana pueda mejorar las respuestas conductuales de los afectados. Si bien hay que admitir la existencia de cierto limite no bien conocido, y diferente en cada forma de alteración neurológica.

* BICKERTON, D. (1994): Lenguaje y especie. Madrid. Alianza.
* BRUNER, J. (1984): Acción, pensamiento y lenguaje. Madrid. Alianza.
* BRUNER, J. (1988): Desarrollo cognitivo y educación. Madrid. Morata.
* CRICK, F. H. (1987): “Reflexiones en torno al cerebro”. En El cerebro. Libros de Investigación y Ciencia, Ciencia Científica, Barcelona.
* CHOMSKY.(1981): Lectures on Government and Binding. Boston: Dordrecht, Foris.
* DOBZHANSKY, T. (1973). Nothing in biology makes sense except in the light of evolution. The American Biology Teacher, 35, 125-129.
* FILLMORE, CH. (1968): “The Case for Case”, en E. Bach y R. T. Harms (comps.). Universals in Linguistic Theory. New York. Holt, Rinehart and Ewinston.
* GOMILA, A. (1995), “Evolución y lenguaje”. En Broncano, F. (ed.) La Mente. Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía. Madrid. Ed. Trotta, pp, 273-300.
* KIM, K. H. S.; RELKIN, N. R.; LEE, K-M y HIRSCH, J. (1997): “Distinct cortical areas associated with native and second languages”. Nature 388, 171-174.
Lock, 1998
* MARINA, J. A. (1998): La selva del lenguaje. Introducción a un diccionario de los sentimientos. Barcelona. Anagrama.
* MERANI, A. (1960): Mano, cerebro y lenguaje, Mérida, Venezuela, Imprenta Universitaria.
* MILLER, G. A. (1985): Lenguaje y Habla. Madrid. Alianza.
* RIVERA, A. (2006): “Conducta y lenguaje en la Prehistoria”. ArqueoWeb, 8 (1).
* VYGOTSKY, L. S. (1920): El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Barcelona. Crítica. 

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