En la
ontogenia del lóbulo frontal se ha profundizado de forma irregular, pues los
estudios se han limitado al conocimiento de una serie de cuestiones, pero se
han obviado otras. El problema aparece por una concepción de la evolución demasiado clásica, que actualmente hay que ampliar. Este problema ya se trato en la anterior entrada (Filogeniadel Lóbulo frontal). Se estudia:
- El cuándo
de su aparición en la edad del niño.
- Qué aparece
con la edad. Características psicológicas y conductuales.
-Se
intenta correlacionar lo anterior con los procesos neurológicos que
conocemos, y lo que las modernas técnicas dinámicas de imagen nos muestran.
- Lo que
no se ha profundizado mucho es el cómo y porqué aparecen en las
fechas y condiciones ya conocidas. La causa parece evidente, pues muchos
autores opinan que simplemente se produce una maduración neurológica gobernada
por la acción genética. Aparentemente solo habría que conocer la genética humana
respecto a la maduración neurológica y conocer los mecanismos de producción fenotípica.

La
elección de una u otra forma de evolución neurológica es fundamental para poder
comprender las características del desarrollo ontogénico de los niños en todas
las especies de nuestro género (Evoluciónneurológica. Un enfoque interdisciplinario). Existen en la actualidad
diversos estudios que indican con cierta precisión que nuestra evolución
neurológica sigue los cauces del modelo multifactorial, aunque no todo es
medioambiente, pues el cerebro que heredamos contiene cierta información básica
sobre su funcionamiento, lo que explica la gran diferencia que existe entre
todos los miembros de nuestra especie (Laherencia neurológica humana). Uno de los más importantes en este aspecto
sería la comprobación de la acción de los genes reguladores en la evolución
neurológica (El gen de la evolucióncerebral). Este modelo explica la funcionalidad de nuestras capacidades
cognitivas por medio de la exaptaciones evolutivas o de las emergencias
psicológicas (Exaptación,emergencia y coevolución neurológica humana). Sin embargo, la mejor
comprobación puede venir de nuestra propia experiencia en el desarrollo
neurológico-conductual de nuestra especie. En este contexto tenemos estudios
que pueden aclara la ontogenia del lóbulo frontal.
-
Referente a las áreas primarias, en este caso motoras, tenemos un simple
ejemplo sobre el origen de nuestra habilidosa capacidad de movimiento. El
primero sobre las áreas primarias cerebrales (Mora, 2002: 152):
¿Se nace
sabiendo jugar al golf o pelar una patata? En ambos casos se trata de lo que
los fisiólogos llamamos acto motor voluntario, es decir, aquel acto de conducta
que conscientemente yo quiero realizar. En ambos casos entran en juego varias
áreas del cerebro y los ganglios basales. En estas estructuras existen
circuitos cuya integración temporal permite la ejecución de todos estos tipos
de actos motores que hemos venido en llamar voluntarios. En estas estructuras
que se graban los programas motores en los primeros años de la vida gracias a
un entrenamiento constante de
prueba-error. En otras palabras, se
nace con la potenciabilidad de realizar un acto motor, como ya hemos
señalado, pero la posibilidad de su realización con precisión y ajuste solo es
posible gracias al aprendizaje motor.
Todos somos
bípedos y nos parece natural y “de influencia genética” que andemos con los
pies. Sin embargo, entre los pocos casos de niños “salvajes” que conocemos es
muy frecuente que en el momento de su hallazgo anden de forma similar a los
animales con los que vivía, es decir, vulgarmente a “cuatro patas” lo que
realizaban de gran habilidad. El medio ambiente sería el causante se esta
aparente anomalía conductual, que se saltaría la acción genética de andar de
forma bípeda (García Alonso, 2009).
- De la
estructuración definitiva de las áreas secundarias y terciarias (cognitivas y
simbólicas) tenemos dos ejemplos:
1.- En el
caso del aprendizaje aritmético, los seres humanos se basan en una variedad de
soportes materiales, incluyendo el contar con los dedos, las cuentas y ábacos
(De Cruz 2008). La existencia de cuentas y calculadoras de por lo menos 30.000
años sugiere que esta práctica fue fundamental para la cognición numérica
humana. Este tipo de prácticas externas tienen un impacto en neuronal
diferente, así los chinos y los occidentales tienen diferentes ubicaciones
neuronales para de la aritmética. Una mayor contribución de las áreas del
lenguaje en los occidentales, resultado del aprendizaje de memoria de hechos
aritméticos, y una mayor participación del área premotora en los hablantes
chinos, presumiblemente como resultado de la instrucción a través del cálculo
del ábaco (Tang et al. 2006). En suma, a pesar de que la arquitectura de
la corteza parietal ha facilitado la específica cognición numérica, la dependencia
de los humanos en la cultura material, instrucción, y la práctica deliberada ha
desempeñado un papel crucial para el desarrollo el número mostrado en una
tecnología cognitiva.
2.- Las
experiencias tempranas establecen una base para los aprendizajes posteriores.
Se ha investigado si el mantenimiento de las plantillas neurales formadas por
la experiencia temprana del lenguaje influye en el posterior procesamiento del
lenguaje. Una exposición muy temprana y breve a la lengua materna influye en
cómo el cerebro procesará otro idioma más adelante, aunque la primera lengua no
se vuelva a hablar nunca más. Así, si un niño chino es adoptado por una familia
francesa a los 3 años y abandona su lengua materna, tendrá un desarrollo
neurológico y procesará otros idiomas de forma diferente a como lo haría un
niño francés. La primera lengua utilizada es la que marca la forma posterior de
aprendizaje de otras lenguas (Pierce, et al. 2015).
Estos ejemplos sobre la necesidad e importancia de la interacción y aprendizaje sociocultural desde el mismo nacimiento, junto con otros de estimulación sensorial primaria, nos indica la gran plasticidad del cerebro y que sin un aprendizaje no hay desarrollo de las capacidades cognitivas. Se hereda una estructuración básica y funcional, no pre-estructurada para ninguna facultad cognitiva determinada, formando un protomapa cortical sobre todo motor y sensitivo (Rakic, 1995) que se va a estructurar después de nacer y con las características del medio ambiente en el que se encuentre el neonato. Paralelamente, las áreas de asociación necesitan de la información recogida por estas áreas primarias, por lo que también dependerán de las características medioambientales para su definitiva estructuración.
Como las funciones ejecutivas se asientan principalmente en esta zona
cerebral (interconectadas funcionalmente con otras áreas neurológicas), podemos
intuir que la conducta moderna humana se debe, en gran parte, al desarrollo
evolutivo del LPR, y que sus características funcionales serían claves para
comprender el origen y desarrollo de nuestra conducta. Pero las características
funcionales de este LPF vienen determinadas por su forma evolutiva y por la
influencia estructural del medio ambiente, constituyendo un modelo
interdisciplinario de gran relevancia descriptiva y explicativa (Desarrollo psicobiológico humano).
En este modelo se destaca la gran influencia que tiene el medio ambiente en
la definitiva configuración del córtex cerebral, proceso fundamental para
comprender la conducta humana. Siempre se estudian las funciones cerebrales del
adulto o del niño, pero pocas veces se analizan las dos comunidades juntas,
como una sola entidad dinámica en el tiempo, donde las características
ambientales durante la infancia van a marcar mucho la funcionalidad del adulto.
Hay que entender que la genética sólo produce un cerebro muy inmaduro,
preparado para estructurarse definitivamente dependiendo de las
influencias externas que reciba (lenguaje, sentimientos, cultura, conductas de
todo tipo, etc.). Es decir, se nace con un protomapa (Del Abril et
al. 1998; Flórez et al. 1999; Rakic, 1995) que se estructura con
posterioridad en función del medio ambiente (Neurociencia).
En este sentido se entiende parte del discurso del Dr. Pedro García Barreno
(Académico de Número y Bibliotecario de la Real Academia de Ciencias), en
contestación al realizado por de Emiliano Aguirre en su recepción a la Real
Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (2000: 146):
Sin embargo, deben destacarse dos hechos: la plasticidad del sistema
nervioso infantil para reemplazar áreas lesionadas y evitar déficit neuronales
en el adulto, y la respuesta cerebral a demandas cognitivas de complejidad
creciente mediante el reclutamiento de más tejido neural en cada área de una
red de regiones corticales. De este modo, cualquier mapeo entre una
localización cerebral y una función cognitiva es una función variable entre dos
niveles de descripción de un sistema dinámico, modulado por la demanda de la
tarea y no una cartografía estática de la anatomía cerebral (Just et al.1996).
Ontogenia de las funciones ejecutivas
El cerebro es un órgano especialmente diseñado evolutivamente para procesar
la información que le llega. Su adecuado uso (almacenamiento, recuperación y
procesamiento) estaría muy facilitado por la acción del lenguaje (Lenguaje interno), en las continuas e
imprescindibles interacciones sociales, donde las funciones del LPF son
imprescindibles, destacando las funcionesejecutivas.
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Recubrimiento por la célula de Schwann del axón de la neurona (mielinización) |
El desarrollo de
estas funciones en los niños comienza a emerger el primer año de vida, desarrollándose lentamente con dos picos a los 4 y a los 18 años,
se estabiliza posteriormente y declina en la vejez. La función aumenta
paralelamente al mielinización de las redes neuronales que posibilitan estas acciones, siendo de
las últimas en producirse (Eccles, 1989).
Ante la necesidad de analizar la mente humana, la Psicología ha realizado una serie de conceptualizaciones (organización lógica y cognitiva basada en el conocimiento personal del problema a estudiar y, por tanto, subjetivo en algún grado) sobre las características cognitivas que observa en los seres humanos, a las que se denominan constructos. Los conceptos científicos como estrés, depresión y demás procesos cognitivos (funciones ejecutivas, autoconciencia, inteligencia, frustración, inconsciente, emociones, actitudes, ego, fobias, ansiedad, motivación, aprendizaje, etc.) no tienen una existencia concreta similar a las entidades físicas que se prestan a la observación sensible. Son conceptos que sobrepasan la observación empírica y muchas veces expresan supuestos teóricos. A tales conceptos se les llama actualmente “constructos o conceptos no observacionales” para diferenciarlos de los observacionales (Bunge, 1973). Los constructos no tienen referentes empíricos inmediatos Nadie ha visto ni ha tocado la inteligencia de alguien pero sí la puede inferir de la manera en que una persona es capaz de resolver ciertos problemas en relación con la manera en que otros los resuelven. Constituyen una herramienta fundamental en el estudio de la psicología humana. Evidentemente las funciones ejecutivas son constructos de los que no conocemos su forma de creación ni la relación filogénica y ontogénica que pudiera existir entre ellas.
Podrían
definirse como el conjunto de habilidades cognitivas de superior organización e
integración que, partiendo de ciertas capacidades cognitivas elementales, permite
la maximización de la eficacia conductual en un momento determinado, es decir,
de transformar el pensamiento en acción y de efectuar su control (Allegri y
Harris, 2001; Barkley, 2001; Estévez-González, et al. 2000; Fuster,
2002; Jódar Vicente, 2004; Kane y Engle, 2002; León-Carrión y Barroso, 1997:
Rabbit, 1997; Roberts et al. 1998; Stuss y Knight, 2002; Tirapu-Ustárroz y
Luna-Lario, 2008). Es decir, serían unas realidades cognitivas
emergentes. La emergencia se entiende como el fenómeno por el
cual, cuando una estructura alcanza un nivel determinado de complejidad,
emergen nuevas propiedades que no eran posibles de predecir por muy bien que se
analicen componentes de estructuras inferiores. En cada nivel de complejidad
emergen nuevas propiedades y nuevas funciones, nuevas capacidades y nuevos
trastornos, y tal vez las funciones ejecutivas son capacidades cognitivas que
emergen cuando el hombre adquiere la capacidad adaptativa de la anticipación
(Tirapu-Ustárroz y Luna-Lario, 2008). La anticipación implica la adquisición de
los conceptos temporales y espaciales, los cuales solo se pueden adquirir del
conocimiento de la naturaleza y de su simbolización en un lenguaje que los
transmitirá con facilidad y rapidez (Rivera, 2009). Igualmente, el desarrollo de la teoría de la mente corre en
forma paralela con la adquisición del lenguaje. De hecho, entender las
intenciones de quien habla es un prerrequisito para aprender nuevas palabras
(Téllez-Vargas, 2006). Estas ideas corroboran el papel de la coevolución de la
funcionalidad cerebral y, lo que puede ser muy importante, su evolución
adquiere aspectos de exaptación (mutaciones que producen un
rasgo adaptativo que con el tiempo es utilizado para otra función) relacionados
con las características medioambientales (Exaptación, emergencia y coevoluciónneurológica humana).
Aunque los autores pueden enumerarlas de forma diferente (p. e. Luria: organización de la actividad
dirigida y consiente; inhibición de las respuestas automáticas; integración
temporal de la conducta; sentido de coherencia; Stuss y Levine: autoconciencia y temporalidad de la conducta), la
clasificación más generalizada sería:
- Planificación.
Organización de la acción para lograr una meta elegida. Establece un
plan estratégicamente organizado de secuencias de acción (motoras o
cognitivas).
-
Flexibilidad. Capacidad de elección entre distintas formas de actuación,
cuando es necesario cambiar la acción ante cambios de situación o de tarea.
- Memoria
de trabajo u operativa. Permite mantener activada una cantidad
limitada de información, la cual es necesaria para el buen desarrollo de la
acción en ese momento.
- Monitorización.
Realiza la supervisión necesaria para la ejecución adecuada y eficaz de
los procedimientos en curso.
- Inhibición.
Produce la interrupción de una determinada respuesta que generalmente ha sido
automatizada.
Sin
embargo tal esquematización es demasiado teórica, pues las funciones ejecutivas
son un
constructo teórico todavía no suficientemente validado, y no se ha realizado
todavía un esfuerzo por consensuar una definición operativa que sea de utilidad
en la clínica y en la investigación, observando que cada autor arrastra el
concepto hacia sus presupuestos de partida (Tirapu-Ustárroz y Luna-Lario, 2008).
Hay que tener en cuenta que cuando se evalúa el funcionamiento ejecutivo se
hace de forma conjunta con otras funciones (no siempre conocidas), y no es
posible realizarlo de otro modo, tal vez porque no se estudia una función, sino
el acto mental complejo por excelencia (Tirapu-Ustárroz y Luna-Lario, 2008).
Si seguimos el concepto de evolución multifactorial (Exaptación, emergencia y coevolución neurológica humana), las funciones ejecutivas
pueden perder este protagonismo tan estricto y diferenciador que, aunque en
apariencia facilita su estudio, puede confundir la realidad de su correcto
significado. Parece más seguro, aunque aún lo desconocemos, que su realidad se
acerque más a interconexiones entre ellas y con otras capacidades cognitivas
(autoconciencia, lenguaje interno, memoria en general, etc.) que a entidades totalmente
independientes. Veremos algunas relaciones con otras capacidades o entre ellas:
- La
autoconciencia
estaría muy relacionada con las funciones ejecutivas, si no forma parte de
ellas, como podemos deducir del ambiguo concepto de constructos y de la falta
de independencia de cada capacidad cognitiva y desconocimiento de su, casi
segura, interconexión funcional. Estaría muy relacionada con el control
ejecutivo o monitorización, del que recibiría información de los
sistemas sensorial-perceptual y de control ejecutivo, influyendo en la
naturaleza y el grado del control ejecutivo (Tirapu-Ustárroz y Luna-Lario,
2008).
- La
planificación
estaría muy relacionada con la capacidad adaptativa de la anticipación
(Tirapu-Ustárroz y Luna-Lario, 2008), lo que requiere un avanzado desarrollo de
los conceptos del tiempo y del espacio, para lo que es imprescindible un
lenguaje (Rivera, 2009).
- De la memoria de trabajo u operativa el investigador del LPF Joaquín
Fuster se pregunta: ¿Por qué se considera a la memoria de trabajo un tipo
especial de memoria en lugar de un estado de memoria? La pregunta es válida al
admitir que estamos hablando de constructos, cuya naturaleza, origen y relación
funcional desconocemos. Además
de la memoria de trabajo y memoria a largo plazo son tipos de memoria que
funciona en base de activación. La memoria de trabajo podría ser visto como un
estado de conciencia o de la capacidad que tiene el ser humano para procesar
información de manera eficiente externa, lo que se realiza por medio del
lenguaje. Podría ser una memoria de base funcional-lingüística.
- Flexibilidad
sería una función muy relacionada con la autoconciencia, de hecho sería
la base del llamado libre albedrio, la posibilidad de elección dependiendo de
la resolución que tomemos. Estaría pues condicionada al desarrollo emergente,
en niveles adecuados, de las anteriores. Es fundamental en la conducta humana.
- Inhibición. Estaría relacionada con otras funciones ejecutivas
que actuando a la vez producirían esta nueva función emergente, tenemos a la
monitorización (autoconciencia) y a la flexibilidad.
Todas estarían relacionadas entre sí y otras capacidades cognitivas
(atención, memoria en general, racionabilidad, simbolismo, abstracción y
lenguaje).
Conclusión
Los datos sobre la forma de evolución neurológica, las características
neurológicas y psicológicas de nuestro cerebro, y la conducta humana en el
presente y en el pasado, ofrecen un panorama ontogénico de las funciones
ejecutivas acorde con una coevolución de tales capacidades
cognitivas (exaptativas) que emergen en función de las
características del medio ambiente. El lenguaje parece adquirir un
protagonismo primordial en todo este proceso, por su papel integrador funcional
del cerebro (Función del lenguaje en la evolución cognitiva humana).
El lenguaje puede ser considerado como
el elemento crucial que impulsó el
desarrollo de la evolución cultural, pues ha
simbolizado, conservado y trasmitido todo el conocimiento que los humanos
fueron y son capaces de crear. Sin él, los niños pueden aprender de los
padres por imitación, pero este aspecto se limita a algunas actividades muy
elementales, tales como hacer un hacha de piedra, pero no organizar una actividad de caza con tiempos y
espacios diferentes. El
lenguaje es el principal instrumento para representar al mundo y para el
pensamiento (Vygotsky, 1934/1978; Ardila Ostrosky-Solís, 2008).
Evidentemente queda mucho por estudiar, pero para avanzar en este complejo
campo creo que hay que tener la mente muy abierta, no dar por totalmente resueltos
temas básicos (p. e. la forma del cambio evolutivo, los constructos psicológicos)
pero que son absolutamente tener en cuenta su complejidad no analizada
totalmente.
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