En la actualidad no es difícil
admitir que “Nada
en biología tiene sentido, excepto a la luz de la evolución”. (Theodosius
Dobzhansky, 1973), así como que “Los
hombres deberían saber que del cerebro, y nada más que del cerebro, vienen las
alegrías, el placer, la risa y el ocio, las penas, el dolor, el abatimiento y
las lamentaciones” (Hipócrates,
460-370 a.C.). En este sentido, se admite que las
características neurológicas y psicológicas (psicobiológicas) que van a posibilitar
la conducta humana, deben de tener un origen en los procesos evolutivos que las
crearon. Fuera de estas premisas básicas, no creo que
existan explicaciones actualmente válidas (excepto las que presentan un
importante componente religioso), por lo menos referentes al origen y
desarrollo de la conducta humana. Pero, a partir de este punto de partida común
(evolución y procesos cognitivos), pronto se diversifican las formas de
aplicación de tales conceptos.
Un claro ejemplo de esta
diversidad teórica se aprecia en las diferentes concepciones que del origen del
lenguaje existen. Sobre la forma en la que adquirimos tal propiedad no hay en
la actualidad un consenso adecuado. Una de las causas sería la persistencia de
teorías realizadas durante el siglo pasado, las cuales continúan en vigor en la
actualidad, posiblemente por falta de formas y métodos que señalen un camino y
eliminen otros con la seguridad que la ciencia exige.
Principales teorías
I.- Desde la visión de la Psicología
cognitiva (procesamiento de la información) el lenguaje que hablamos no
forma parte de la herencia biológica, por lo que ha de ser aprendido por medio
de la herencia cultural. Hablar es haber llegado a un grado determinado de maduración
neurológica y de integración social capaz de permitir la praxis y la
comunicación abstracta de la misma. Lo que se hereda biológicamente es un
conjunto de características anatómicas y fisiológicas que facilitan la
adquisición y el uso del lenguaje (Merani, 1960; Miller, 1985). Así, el lenguaje
es fruto del pensamiento, pero
también es modulador del mismo, y ambos son controladores de la acción y conducta humana (Bruner, 1984).
El lenguaje nace de la interacción social |
II.- Esta visión no es compartida
por todos. Un ejemplo lo tenemos en el famoso lingüista Noam Chomsky (1981) con
su teoría de la Gramática generativa, en la que indica la existencia de
unos universales lingüísticos de carácter innato que facilitan en gran
medida el aprendizaje del lenguaje por todos los niños. En su
Gramática Generativo-Transformacional indica que todos los hombres poseen de
forma innata y como consecuencia de la evolución unas estructuras lingüísticas
comunes a todas las lenguas, y que se sitúan en la estructura profunda del
lenguaje. La estructura sujeto-predicado es un ejemplo de dichos universales.
Se trata de una visión naturalista de las ideas innatas del racionalismo.
Estudio interdisciplinario
La idea de que se
puede comprender el funcionamiento del cerebro por la razón, siempre ha
existido, pues se carecía de otra forma de analizar cualquier característica
psicobiológica humana. Los avances de la ciencia en general y de la Neurología
en particular, han cambiado notablemente este parecer.
En este sentido, Francis Harry Crick (1916-2004), premio Nobel
de Fisiología y Medicina en 1962 por su contribución al descubrimiento de la
estructura del ADN, expone que la razón no es suficiente para entender nuestra
realidad neurológica, teniendo una gran capacidad de autoengañarnos acerca del
funcionamiento cerebral en relación con el mundo en el que vivimos y consigo
mismo, pues lo que conocemos del cerebro es sólo una pequeña parte de su
compleja dimensión. (Crick, 1987). El desarrollo de la Neurología ha puesto en
evidencia que utilizar simplemente nuestro razonamiento, como único método de
estudio de la conducta y el simbolismo de nuestros antepasados, puede llevarnos
a conclusiones erróneas.
En el caso del
lenguaje, y de los universales lingüísticos, pasa exactamente lo mismo. Su
análisis no puede limitarse a una interpretación racional (de la racionalidad
humana con unos niveles de desarrollo científico muy limitado) de los hechos
que observamos con nuestros sentidos. Las capacidades
cognitivas adquiridas por la evolución solo nos pueden ofrecer la manera de
adquirir, almacenar y procesar la información que existe en el medio ambiente
en el cual vivimos. Estas serían las cualidades básicas de nuestro cerebro,
además de regular y controlar la fisiología corporal. Para hablar del lenguaje,
su origen y desarrollo, hay que elaborar una definición del mismo, que nos
sirva de cauce de nuestro análisis. En una anterior entrada al blog (Lenguajehumano) ya mencioné una definición, la cual vuelvo a enunciar:
El lenguaje humano puede definirse como la transmisión
voluntaria de todo pensamiento, idea o sentimiento, por medio de un sistema de
representación simbólico (en principio sonoro y/o gestual), con la intención de
interferir en la conciencia o atención del oyente, es decir, que sea recibido y
comprendido por aquellos a los que se dirige tal mensaje, con algún fin
determinado (simple información y/o la posibilidad de realizar tareas en
común).
Por tanto, sería el
cerebro el que crea la base del lenguaje, que luego simboliza con determinados
sonidos (o gestos). Pero nuestro pensamiento sólo podrá funcionar basándose en
los conceptos, hechos, ideas, palabras y cualquier elemento sensorial que haya
sido vivido, memorizado y posteriormente recordado, para poder ser procesado y
realizar acciones consecuentes.
Siguiendo esta
definición y estas características neurológicas, el lenguaje es la mejor forma
de adquirir los elementos abstractos y/o simbólicos de una sociedad, representando
sólo la experiencia vivida en esa sociedad, ya sea directamente o por
procesos de combinación basados en anteriores vivencias. De la interacción social que
intenta crear nuevas y mejores conductas de supervivencia y adaptabilidad
medioambiental, surge la necesidad de crear una forma de comunicación que
permita transmitir a los demás componentes del grupo las vivencias que cada
individuo crea en su relación con el mundo en el que vive (Bickerton, 1994; Bruner, 1984; Marina, 1998; Vygotski,
1920). El lenguaje, como consecuencia del intento de
comunicar las acciones humanas, es la simbolización de tales acciones.
La acción
es la base de la propia estructura inicial de lenguaje y de la universalidad de
su sintaxis, pues es
igual en todos los lugares.
El lenguaje parece estar organizado alrededor de las circunstancias
que
rodean a la acción (verbo) (Bickerton, 1994; Bruner, 1988; Fillmore,
1968; Marina, 1998) lo que puede referirse con la siguiente expresión básica
(Rivera, 2006):
Sujeto (quién hace la
acción) - Verbo (acción) - Circunstancias de la acción.
Naturalmente, todos y cada una de las
abstracciones que configuran nuestro pensamiento y lenguaje, no existen desde
siempre, sino que ha sido preciso crearlas, mantenerlas y trasmitirlas a las
generaciones siguientes, por medio del lenguaje de cada sociedad haya podido
desarrollar.
La inmadurez neurológica y psicológica marca la
gran diferencia existente entre el aprendizaje del lenguaje en la
infancia y después del periodo crítico. En el primer caso lo que se produce es
una organización de las áreas de asociación terciarias en función de los
estímulos recibidos procedentes de otras áreas corticales. Nada hay que se
oponga a la producción de tal proceso (emotividad negativa, recuerdos
anteriores, problemas de atención, comprensión, aprendizaje, etc.), el proceso
se basa en las enormes capacidades receptivas, procesadoras y estructurales del
niño. Todo queda
invertido en el caso del adulto, pues en él existen diversos procesos de
distinta elaboración que interfieren y dificultan la enseñanza de un segundo
lenguaje (falta de motivación, multitud de tareas que dificultan la atención,
poca dedicación, otros desarrollos cognitivos y culturales que dificultan tal
aprendizaje, etc.). En el niño se produce una estructuración psicológica
de base lingüística (lenguaje interno), mientras que en el adulto es un
aprendizaje en el clásico sentido de la palabra, utilizando áreas
cerebrales diferentes de las requeridas para el lenguaje materno (Kim et
al. 1997).La inmadurez neurológica en fundamental para el aprendizaje
lingüístico del niño (Gomila, 1995).
Conclusiones
La
importancia del medio ambiente en el desarrollo definitivo de nuestro cerebro
es fundamental. Cualquier limitación de las influencias sociales (racionales y
afectivas) van a repercutir de una forma directamente proporcional a todos los
sistemas nerviosos humanos. Esto nos da pie a indicar que, en ciertos estados
de alteraciones neurológicas (conocidas o no en su base neurológica), un medio
ambiente idóneo (enseñanza especial, adecuada y dirigida) puede disminuir en
gran parte las limitaciones conductuales características de estas anomalías
funcionales.
La
estimulación o enseñanza adecuada, y cuanto antes mejor, crean un medio
ambiente idóneo para que la plasticidad neuronal humana pueda mejorar
las respuestas conductuales de los afectados. Si bien hay que admitir la
existencia de cierto limite no bien conocido, y diferente en cada forma de
alteración neurológica.
* BICKERTON, D.
(1994): Lenguaje y especie. Madrid. Alianza.
* BRUNER, J.
(1984): Acción, pensamiento y lenguaje. Madrid. Alianza.
* BRUNER,
J. (1988): Desarrollo cognitivo y educación. Madrid. Morata.
* CRICK, F. H. (1987): “Reflexiones en torno al
cerebro”. En El cerebro.
Libros de Investigación y Ciencia, Ciencia Científica, Barcelona.
* CHOMSKY.(1981):
Lectures on
Government and Binding. Boston: Dordrecht, Foris.
*
DOBZHANSKY, T. (1973). Nothing in biology makes sense except in the light of
evolution. The American Biology Teacher, 35, 125-129.
* FILLMORE, CH. (1968): “The Case for Case”, en E.
Bach y R. T. Harms (comps.). Universals in Linguistic Theory. New York.
Holt, Rinehart and Ewinston.
* GOMILA, A. (1995), “Evolución y
lenguaje”. En Broncano, F. (ed.) La Mente. Enciclopedia Iberoamericana
de Filosofía. Madrid. Ed.
Trotta, pp, 273-300.
* KIM, K. H. S.; RELKIN, N. R.; LEE, K-M y HIRSCH, J.
(1997): “Distinct cortical areas associated with native and second languages”. Nature
388, 171-174.
Lock, 1998
* MARINA, J. A. (1998): La selva del lenguaje.
Introducción a un diccionario de los sentimientos. Barcelona. Anagrama.
* MERANI, A.
(1960): Mano, cerebro y lenguaje, Mérida, Venezuela, Imprenta
Universitaria.
* MILLER, G. A. (1985): Lenguaje y Habla. Madrid. Alianza.
* RIVERA, A. (2006): “Conducta y lenguaje en la Prehistoria”. ArqueoWeb,
8 (1).
* VYGOTSKY, L. S. (1920): El desarrollo de los procesos psicológicos
superiores. Barcelona.
Crítica.
muy buen trabajo!! un placer siguir tu blog
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