La neuroevolución es un proceso biológico que es aceptado por la población en general. Sin embargo, no se tiene una precisa información sobre los procesos que conlleva y las consecuencias reales que produce. En general se piensa que se produce un aumento del tejido neuronal que aumenta el volumen cerebral y, en consecuencia, se produce una remodelación funcional y aumento de las capacidades cognitivas que nos caracterizan. Es decir, las capacidades cognitivas se entienden como un epifenómeno del aumento cerebral.
Aumento del tamaño cerebral: A lo largo de la evolución, muchas especies han experimentado un aumento en el tamaño relativo del cerebro en comparación con otras partes del cuerpo. Este aumento en el tamaño cerebral puede estar asociado con un desarrollo cognitivo más avanzado y la adquisición de nuevas habilidades. Tal aumento de la superficie cortical funcional es debida a su mayor circunvolución y girificación de su córtex.
Cambios en densidad neuronal. En algunas áreas presentan una menor densidad neuronal favoreciendo la creación de redes neurales
Neurogénesis: La neurogénesis se
refiere a la formación de nuevas neuronas. Aunque se esperaba que la
neurogénesis estaba limitada en los cerebros adultos, las investigaciones más
recientes han demostrado que en algunas regiones del cerebro humano, como el
hipocampo, aún puede ocurrir cierta neurogénesis en etapas adultas.
Conectividad neuronal: La evolución
cerebral también implica cambios en la forma en que las neuronas se conectan
entre sí. A medida que las especies evolucionan, pueden desarrollar conexiones
neuronales más complejas y específicas, lo que contribuye a la mejora de las
funciones cognitivas y sensoriales.
Desarrollo de regiones cerebrales específicas: A lo largo de la evolución, ciertas regiones del cerebro pueden
experimentar un desarrollo más pronunciado en respuesta a las demandas
ambientales y las necesidades de la especie. Por ejemplo, en los seres humanos,
el córtex prefrontal, asociado con la planificación, la toma de decisiones y la
autorregulación, ha experimentado un desarrollo significativo.
Plasticidad cerebral: La plasticidad
cerebral se refiere a la capacidad del cerebro para reorganizarse y adaptarse
en respuesta a nuevas experiencias y aprendizaje. Este proceso es esencial para
la adquisición de nuevas habilidades y la adaptación a cambios en el entorno.
Mielinización: La mielinización es
el proceso mediante el cual se forma una capa de mielina alrededor de las
fibras nerviosas, lo que aumenta la velocidad de conducción de los impulsos
nerviosos. Este proceso es fundamental para el funcionamiento eficiente de las
conexiones neuronales y puede experimentar cambios evolutivos.
Una conectividad eficiente amplia y rápida. El aumento de su superficie, pero no su densidad, permite
que exista entre sus neuronas una mayor interconectividad, así como una mielinización
más amplia y tardía.
La realidad es que todos estos procesos, realizados por la mutación de los genes Homeóticos que en general controlan el desarrollo del nuevo ser, y pueden potenciar capacidades ya existentes o producir nuevas funciones cognitivas mediante procesos de coevolución y emergencia cognitiva. A medida que las especies evolucionan, pueden desarrollar nuevas funciones cognitivas y habilidades, como el lenguaje, la resolución de problemas complejos, la memoria avanzada y la empatía. Estas habilidades pueden estar asociadas con cambios anatómicos y fisiológicos en el cerebro.
Sin embargo, tal proceso puede realizarse de varias formas de producción, adquiriendo un enorme importancia en nuestro desarrollo cognitivo, cultural y adaptativo. Podemos destacar los siguientes procesos:
Evolución genética propia de todos los animales: Esta es la forma tradicional de evolución que opera a través de la
selección natural y la variación genética. Los seres vivos, incluyendo a los
humanos, evolucionan a lo largo de las generaciones debido a cambios en su
material genético. Las características que proporcionan ventajas adaptativas en
un entorno específico tienden a transmitirse a las siguientes generaciones.
Esto se aplica a diversas capacidades y rasgos, desde la forma del cuerpo hasta
patrones de comportamiento básicos.
Evolución gen-cultura o bio-cultural: Aquí entra
en juego la interacción entre la genética y la cultura. Los humanos tienen la
capacidad única de transmitir información cultural de generación en generación,
lo que incluye no solo herramientas y tecnologías, sino también conocimiento,
normas sociales, valores y lenguaje. La evolución gen-cultura se refiere a cómo
la selección natural puede actuar sobre la capacidad innata de los humanos para
aprender, transmitir y adaptarse culturalmente. Un ejemplo claro es la
evolución del lenguaje, donde las estructuras cerebrales subyacentes para el lenguaje
pueden haber evolucionado en conjunto con la capacidad cultural para
desarrollar lenguajes complejos.
Evolución cultural-cognitiva: Esta forma
de evolución se refiere a cómo la cultura y la adquisición de conocimiento
influyen en el desarrollo de capacidades cognitivas. A medida que la cultura
humana se vuelve más compleja, las capacidades cognitivas también pueden
expandirse para acomodar nuevas formas de pensamiento y resolución de
problemas. Por ejemplo, el desarrollo de la escritura y la lectura condujo a
una forma diferente de procesamiento cognitivo y una mayor capacidad para
almacenar y transmitir información a través del tiempo y el espacio.
La evolución neurológica es
un proceso complejo que involucra tanto factores genéticos como culturales. La
cultura no solo influye en cómo utilizamos nuestras capacidades cognitivas,
sino que también puede tener un impacto en cómo evolucionan esas capacidades a
lo largo del tiempo. La interacción entre estos factores ha llevado al desarrollo
único de las capacidades cognitivas humanas y a la creación de una sociedad y
civilización altamente complejas.
Pero lo más importante es que esta producción se centra en una potenciación funcional de tales capacidades cognitivas y que aún necesita su exposición al medio ambiente para su realización efectiva dentro de la conducta humana.
- Darwin, Ch. (1988). El origen de las especies (1859). Madrid. Espasa-Calpe.
- Darwin, Ch. (2009). El origen del hombre (1871). Barcelona: Crítica.
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